Cómo sobrevivimos cinco generaciones trabajando a la vez

Por Marta Michelle Colón

Hoy día, vemos individuos trabajando más tiempo en la vida de lo que se solía en las décadas pasadas, personas retiradas regresando a trabajar y jóvenes comenzando a trabajar a muy temprana edad. Este fenómeno brinda al escenario laboral una profundidad de experiencia, conjuntos de habilidades y energía únicos, además, de “shocks” culturales y desafíos significativos. Los datos indican que cada generación tiene su propia forma de pensar, trabajar, estilo de interactuar y procesar la información.

Un denominador común de mis días es escuchar comentarios sobre lo difícil que se hace manejar tantas generaciones trabajando en un mismo lugar. La realidad es que no necesita ser difícil y, más importante aún, con esfuerzo y enfoque organizacional, es posible lograr maximizar el talento individual y diferencias generacionales. ¿Cómo lo logramos?

Asegurando evitar los estereotipos – Hay que erradicar estas nociones preconcebidas sobre cómo se comporta una generación. Continuamente escucho que los millennials sienten que los baby boomers tienen problemas tecnológicos y son inflexibles, mientras que los baby boomers sienten que los millennials creen que se lo merecen todo, que necesitan retroalimentación constante y que no tienen ética de trabajo. Estas generalizaciones son dañinas. Es esencial eliminar los estereotipos, sobre todo al expresarnos y comportarnos. Veamos a las personas en función de su propio mérito.

Reconociendo que todos procesamos la información de forma distinta – Necesitamos ser más claros y específicos al comunicarnos; evitar las abreviaturas o acrónimos de moda, mucho menos usar los emojis, pues se pueden malinterpretar; establecer expectativas en términos de fecha y resultado esperado; y definir claramente los roles de las personas. Es cierto que esto puede requerir un esfuerzo adicional. Sin embargo, cuando nos comunicamos asertivamente, no necesitamos invertir tanto tiempo en brindar seguimiento o asegurar que otros nos entiendan, pues logran trabajar de forma más efectiva y eficiente, sin importar a qué generación pertenecen.

Encuentra puntos en común y maximiza los talentos individuales – Cuando hay un factor o meta común, los seres humanos están más dispuestos a unirse, sin importar diferencias en fortalezas o tipo de personalidad. Cambiemos la narrativa en la que las personas mayores siempre “deben” ser los mentores de los más jóvenes. La realidad es que las generaciones más jóvenes se pueden convertir en mentores de los mayores. El elemento clave es sacarles provecho a esas fortalezas que caracterizan a cada individuo, independientemente de la generación a la que pertenece.

Columna Metro PRMarta Colón